viernes, 3 de abril de 2020

Todos los cuerpos = Todas las bellezas


“Lo peor de la peste, no es que mata los cuerpos, si no que desnuda las almas, y ese espectáculo suele ser horroroso” 
De lo que uno se encuentra por ahí, entre tanto análisis, esta frase de Albert Camus cae como anillo al dedo con lo que me viene aconteciendo.
En estas nuevas formas de relacionarnos, las redes sociales son el pilar de lo que nos conecta con un “otro”, con otras realidades, es la nueva forma de ser plurales. Y todos tratamos de comunicar qué estamos haciendo en esta especie de “domo” en el que estamos inmersos.

Honestamente pensé que no me iba a molestar tanto, pero me toca, me duele, da bronca. Ni antes, ni ahora, somos conscientes de lo que decimos cuando comunicamos públicamente. Y sucede que abriendo cualquier plataforma digital nos encontramos con mensajes que de manera masiva, inconsciente, y sobre todo de modo ignorante, tienen una segunda lectura. 

¿Te suena la gordofobia? “Si sigo comiendo voy a salir rodando”, “Si me van a regalar ropa, soy talle M, pero con XL respiro mejor”, “En esta cuarentena el chocolate es mi peor enemigo, pero huir de los enemigos es de cagón”, “Después de esta cuarentena, si no caigo en un pozo depresivo es porque no entro”, “Confirmado, la cuarentena achica la ropa”, “En cuatro días me comí lo que había comprado para quince, ahora sé para qué eran los barbijos”, “No sé cómo voy a salir de la calle después de todo lo que me comí”, “Los elásticos eran el futuro y no lo supimos ver”, “Los gordos se estaban entrenando, y no lo sabían, qué inteligentes”, “Ojalá pagaran por comer”, “Si no se soluciona con comida, no tiene solución”. Ya no te causan tanta gracias, ¿no? Y si a eso le sumamos las imágenes, videos y consejos de gente entrenando, diciéndote lo bien que hace, lo fácil que es en casa, que tenés que quemar calorías, que levantes el culo de la cama, que vos podes. 

Paremos dos segundos: Vos, que sos una persona delgada, y publicás uno de estos mensajes anexando fotos de mitad torta, a vos que recomendás, sin conocer al otro, hacer ejercicios en casa, te pido que pienses qué decís cuando decís, porque si te molesta y preocupa engordar, como si aumentar unos kilos fuera lo peor que puede pasarte, hace ejercicios, entrenate, cuidate, pero no publiques mensajes llenos de odio. Preguntate a vos, en tu interior, por qué te hace ruido o por qué te molesta tener un cuerpo gordo, porque ese cuerpo que te da tanto pánico tener y te parece aberrante, es mi cuerpo, es el cuerpo de mucha gente. De hecho, es el cuerpo no hegemónico del 85% de la población. 
Eso con lo que bromeás sobre cómo mostrarlo en la calle son cuerpos que escapan de los cánones establecidos, y creeme que somos muchos. Todo lo que te haga sentir bien, hacelo; todo lo que te conecte con vos, lo que sea sano, lo que creas que te beneficie, es por ahí.

Para nada pretendo hacer de estas palabras una apología a la mala alimentación o al sedentarismo, pero no puedo evitar pensar que de manera inconsciente esos mensajes lastiman, hieren, están llenos de odio y rechazo. Ahí afuera hay gente que todavía no se gusta, no se quiere, no se abraza, no puede verse, llora al verse, o está en proceso de aceptarse. En ese inmenso y valiente trabajo. Si hacés público este tipo de mensajes, chistes, rutinas, por favor pensalo antes.

Si desde casa ayudas a que una pandemia no se expanda, también podés ayudar a los procesos y la existencia de otra gente, midiendo tus palabras, no siendo egocéntrico/a, sacando el foco de tu ombligo, no banalizar. La consciencia social también es esto, también es cuidar a un “otro” desde donde puedo. Todos los cuerpos = Todas las bellezas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario